La Fábrica de Pensamientos: Cómo relacionarnos de manera diferente con la mente.
- Ana Garcia Perez
- 26 oct
- 2 Min. de lectura

En el ámbito de la terapia, y a través de mi experiencia, he notado que los seres humanos enfrentamos desafíos significativos derivados de las presiones sociales, los estigmas y los estándares o construcciones sociales, los cuales pueden generar un malestar emocional considerable. Incluso en la adultez, cuando nuestra mente asimila estos estándares sociales, los suele internalizar y les otorga un espacio privilegiado en nuestro procesamiento cognitivo (en nuestro sistema de creencias). Este fenómeno nos puede llevar a atraparnos o engancharnos en nuestros pensamientos. A mis clientes en terapia, les digo que visualicen la mente como una fábrica de pensamientos, que produce ideas de manera constante, o como un receptor de radio que transmite música de manera ininterrumpida. Si bien algunos de estos pensamientos pueden ser útiles, como ideas, planificar vacaciones, etc., otros no lo son.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), una de mis metodologías preferidas, nos proporciona herramientas para establecer una relación diferente con nuestros pensamientos, permitiéndonos desengancharnos de ellos para evitar que ejerzan un control excesivo sobre nosotros. Como reitero con frecuencia durante mis sesiones, y aunque no recuerdo la fuente exacta de esta enseñanza, el mensaje es el siguiente: no debemos permitir que nuestros pensamientos o emociones nos controlen como marionetas. Por ejemplo, la práctica del ejercicio físico puede resultar tediosa, y el desánimo puede manifestarse a través de pensamientos que nos inciten a abstenernos de realizarlo y optar por el descanso. No debemos esperar a que la motivación nos llegue; debemos actuar, y si la motivación surge posteriormente, aún mejor.
En conclusión, no debemos creer todo lo que nuestra mente nos dice; los pensamientos son simplemente pensamientos y no determinan nuestro futuro ni tienen que determinar nuestra conducta.


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